Convertirse en padres es una de las experiencias más lindas para los seres humanos, claro, si ese es tu deseo… Porque tener hijos puede brindar satisfacciones emocionales inigualables, crea lazos familiares estrechos y una relación amorosa que inicia desde el ejemplo a seguir y trasciende hacia la incondicionalidad de padres e hijos, y de igual manera viene acompañado de un sinfín de situaciones estresantes y complicadas que cambian por completo a una persona adulta.
Mucho se habla y se enaltece la valiosa labor de las madres de familia, de mujeres solteras y con hijos, y se bromea sobre las limitaciones que muchos hombres llegan a tener en el papel de padres. Se ve al padre como la figura que protegerá a su hija de otros hombres o que llevará a su hijo a beber cerveza y conocer chicas. Poco se habla del rol de los padres como figuras formadoras complementarias a las madres, o de los padres solteros; de los padres que tienen una estrecha relación de confianza con sus hijas y de los que educan a los varones con sólidos valores.
World’s best father
Los padres, no solo de sangre, sino en el significado de la relación misma, han sido factores importantísimos en la formación de nuestros personajes favoritos en la cultura pop. No podemos hablar de Superman sin Jonathan Kent, sobre la influencia de la muerte de Thomas Wayne y el rol que adquiere Alfred Pennyworth con el joven Bruce, o de las locuras que Walter White realiza por su hijo. Todos sabemos que Homero Simpson tiene un amor desmedido por sus hijos y que el mismísimo Deathshot cambia su modus operandi al saber que tiene una hija.
Ser padre implica una serie de súper poderes naturalmente adquiridos, de los cuales destaca su capacidad de proteger a toda costa a sus hijos… Incluso igual o mejor que una madre.
EL VÍNCULO PATERNO
El padre de un niño desarrolla un vínculo desde el embarazo de su pareja. Investigaciones indican que esto puede tener alguna base biológica, ya que existen estadísticas que demuestran que los niveles de testosterona de los padres decrementan de manera importante meses antes del nacimiento del pequeño. Dado que los niveles de testosterona parecen fomentar un comportamiento más agresivo, los niveles bajos pueden mejorar la capacidad de desarrollar una relación de nueva unión. Profundicemos un poquito:
Durante mucho tiempo, la sabiduría popular y, por qué no decirlo, algunos textos científicos han relacionado el comportamiento masculino con esa hormona irrefrenable y machista que es la testosterona. El macho humano, como los de otras especies animales, se vería así impulsado a buscar pareja, practicar el sexo y competir con otros congéneres por mandato bioquímico. La testosterona, “una hormona estúpida”, como llegó a bautizársela, era una de las principales responsables de que el hombre se portara «como un hombre».
Afortunadamente, hoy sabemos que las cosas no son así y que dentro de la etiqueta «comportarse como un hombre» también caben la ternura, la sensibilidad y el afecto paterno-filial. Sobre todo este último, porque recientes investigaciones en el campo de la psicobiología han demostrado que los hombres también cuentan con un instinto paternal similar al instinto maternal femenino. Y, curiosamente, la testosterona tiene mucho que decir en su afloramiento.
Aunque ella no es la única hormona que interviene en la paternidad feliz. Todo un abanico de sustancias colaboran para conseguir que el varón no sólo tenga deseos de aparearse sino que también anhele hacerse cargo de su descendencia, cuidarla y mantenerla y que todo eso genere en él una cascada de emociones positivas tan naturales como las de la madre.
A pesar de que se hace burla de ciertas acciones que hacen que los hombres actúen de manera femenina, 82% de los padres de familia dicen disfrutar tremendamente cargar a sus hijos en público, alimentarlos, hablar con tonos más agudos y aprender a cambiar pañales y desvelarse, aunque todo lo anterior les representa un desgate importante.
Los padres que logran crear un sano vínculo con sus hijos, se convierten en confidentes y acompañantes que cumplen un rol más significativo en la adolescencia de los hijos, mujeres o varones, “compitiendo” hasta cierto punto con las madres quienes tienden a ser más aprehensivas en esta etapa del desarrollo, dejando a los padres como un modelo que permite a los jóvenes tener una mejor medida de los límites y consecuencias en esta complicada edad al ser los impositores de la “ley” en la familia, y que al mismo tiempo permitirán que los hijos se enfrenten a sus propias decisiones… y muchas veces solo por diversión, pues saben que existirán errores y están dispuestos a ser facilitadores de los mismos con un fin de aprendizaje para sus hijos.
RAYOS X, VELOCIDAD Y REFLEJOS: SUPER PODERES DE PADRE
Se habla incansablemente del instinto materno, pero… ¿Los papás? Ellos también poseen dicho instinto, como mencionamos anteriormente. Y dado el papel de hormonas como la testosterona, el estradiol, glucocorticoides e incluso prolactina desarrollándose de manera diferente en los hombres, los padres desarrollan una serie de súper poderes envidiables.
Los padres se caracterizan por un espíritu aventurero, teniendo como parte de su rol una actitud más relajada y protectora que hace que sus hijos se sientan seguros a su lado. Trata de recordar experiencias de juego con tu papá: ya sea que te estuviera enseñando a andar en bicicleta y cuidándote en los juegos, saber que él estaba ahí te hacía sentir tranquilo… tal vez demasiado tranquilo. Nos referimos a esto:
Los padres poseen reflejos exacerbados cuando de cuidar niños de trata. Tanto madres como padres perciben el entorno de manera diferente, poniendo su atención a todos los elementos que le rodean. No solamente está viendo si su hijo podría caerse, sino que también analiza a los demás pequeños y todos los detalles que pudieran representar un problema. Y si su hijo se encontrara en peligro, experimentan lo que se conoce como “fuerza histérica”, la cual cosiste en un despliegue de fuerza mayor al comúnmente demostrado por una persona y que teóricamente se asocia a un mayor flujo de adrenalina, cortisol, glucosa y noradrenalina, quienes forman parte del proceso de lucha o huida del sistema nervioso autónomo. La súper fuerza, reflejos automáticos y gran velocidad de los superhéroes ha sido también resultado de anécdotas reales sobre personas que reaccionan ante el peligro, o que buscan ayudar a un ser querido.
PAPÁ, EL PRIMER SUPERHÉROE
Sin duda, los que más se benefician de la presencia de papá son los hijos. Todas las investigaciones demuestran que los progenitores, no importa cuál sea su estado social, cultural o económico, pueden jugar un papel crítico en el desarrollo de sus hijos. Cuando el padre se responsabiliza de la crianza en igualdad de condiciones que la madre, el crío aprende más, disfruta de mayor éxito académico y exhibe un comportamiento más saludable que cuando es sólo la madre la que realiza esa función. Esto tiene efecto incluso en los casos de padres separados que no comparten hogar con sus pequeños, pero siguen de cerca su evolución y se preocupan de su cuidado.
Los niños ven en su padre un modelo de conducta y socialización y suelen repetir algunos de los comportamientos extremos (buenos o malos) que perciben a través de ellos. En el caso de padres que asisten habitualmente a las actividades del colegio de sus hijos y se interesan por el tipo de educación que reciben, se ha demostrado que los críos regresan a casa con calificaciones medias más altas. Los estudios parecen desgranar cuatro aspectos clave en los que la labor del padre se nota más: los niños que reciben el apoyo de papá tienen mejores notas, son menos propensos a suspender cursos, participan en más actividades extracurriculares y se lo pasan mejor en la escuela.
El rango de herramientas que el padre utiliza para ejercer su influjo es inmenso, desde la caricia al bebé, hasta la pelea dialéctica con el adolescente. Se ha demostrado que el contacto físico paterno y materno no sólo refuerza psicológicamente al pequeño sino que tiene efectos positivos sobre su sistema inmune, sobre su capacidad para recuperarse de enfermedades y sobre su resistencia al dolor. Por otro lado, la confrontación paterno-filial de ideas tiene efectos extraordinarios sobre el desarrollo de habilidades dialécticas y cognitivas y sobre el reforzamiento de la autoestima, especialmente en periodos tan críticos para la evolución de la psique del individuo como la pubertad.
